jueves, 10 de abril de 2008

VIAJANDO CON LA MENTE



Dos hermanos leían un libro mientras escuchaban la radio:-Porque a veces los sueños se hacen realidad y la imaginación te hace ser libre...-Decía el reportero de la radio.Los dos hermanos levantaron la vista del libro y se miraron como si hubieran comprendido algo. Estaban leyendo un libro de viajes. El valiente protagonista estaba a punto de encontrar el tesoro escondido hace muchos años por unos piratas, a los que el rey de su pueblo quería robar. Lo habían escondido en una isla. Sólo los verdaderos piratas conocían el lugar exacto del tesoro. No estaba guardado en una cueva impenetrable, tampoco en lo más profundo de un lago, ni en la cima de una enorme montaña, Estaba allí, en medio de una playa enorme y pura, lisa, arena blanca, señalado por una roca, un árbol, y un agujero en el suelo de unos 3 centímetros; un agujero curioso, pues aunque soplaran los más fieros vientos que removían la arena, nunca se tapaba; allí seguía.Los niños comenzaron a correr por toda la casa y en pocos minutos aparecieron con sus disfraces de piratas.Como por arte de magia se adentraron en un mundo de fantasías. Estaban corriendo por la proa de un barco, dando gritos a los pasajeros, porque divisaban unas olas enormes a lo lejos. Si no se daban prisa les alcanzarían y tal vez aquel viejo barco de madera se hundiría.Giraban el timón de un lado para otro intentando alejarse de la mar enfurecida...Finalmente se libraron y pararon en la costa de una isla. Allí estaban, de pie, junto a la mar cristalina. Nunca habían viajado a una isla, pero curiosamente sabían a la perfección lo que hacer. Se la recorrieron de una punta hasta la otra, y no encontraron nada. Aquella playa no era grande, de hecho era una pequeña cala, y estaba llena de rocas, no era para nada lisa y pura; la playa que buscaban estaba al otro lado de la isla.Tardaron ocho días en cruzar los lagos más profundos, atravesar las cuevas más oscuras, y escalar las más altas montañas.Y por fin llegaron. La playa era enorme e intimidante a la vez que preciosa. Era blanca y suave. La leve brisa les hacía volar los cabellos y se sintieron en la cima del mundo.Bajaron corriendo a la playa, y no les fue difícil divisar una gran roca, junto a un cocotero. A medida que se iban acercando más y más vieron un hoyo en el suelo, vacío. Tiraron arena para ver si se tapaba y esta, era dispersada como si un viento surgiera del interior y alejara la arena, como si hubiera algo invisible que lo protegía. Sacaron sus palas y se dispusieron a excavar. Estaban a muy poco de conseguir su tesoro, ya habían tocado algo duro, cuando de repente un ladrido les sacó de su aventura.
Su perro, Yago, estaba a sus pies ladrando y pidiendo su atención. Se sorprendieron allí, sentados en una roca del jardín, bajo el melocotonero que plantaron por su sexto cumpleaños, y hurgando con un palito en un agujero. Entonces uno de los dos hermanos reaccionó. Arrancó unas hierbas del jardín y las posó sobre el agujero para ver si era el agujero mágico. Y la hierba le tapó. No debía ser el auténtico. Pero un grillo salió del agujero apartando las hojas con sus patas. Sin duda aquel era el lugar.Habían descubierto que habían sido unos auténticos piratas, y la magia de poder imaginar, que era su verdadero tesoro.
FIN

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